En algunos casos no somos responsables de que aparezcan manchas o pigmentaciones en nuestra piel porque nacemos con ellas; pero en otras, somos los únicos culpables, sencillamente por tumbarnos a tomar el sol durante horas sin la protección adecuada o por los hábitos de vida que llevamos.
Nacemos con un capital solar limitado y, cuando se agota, la producción de melanina se altera, comienza a distribuirse de manera irregular en la epidermis y es cuando aparecen las manchas.
Pero las manchas no se instalan en cualquier sitio, sino en aquellas zonas que, a lo largo de los años, se han sometido a un exceso de exposición solar, principalmente en la cara.
En ocasiones, las manchas o pigmentaciones no están causadas solo por el sol. Los cambios hormonales, el estrés, antibióticos, anticonceptivos…, son factores que también influyen en la aparición de manchas.